jueves, 2 de julio de 2009

MI PRIMERA QUEBRANTAHUESOS (2009)

No se si seré capaz de resumir y plasmar en una crónica todo lo vivido durante este fin de semana. Vamos a intentarlo, y espero no aburriros demasiado…



En mi caso, la Quebrantahuesos era el objetivo del año. Recuerdo cuando por el mes de Junio del año pasado, tomando un café con Benja, le comentaba que me gustaría hacerla, pero que lo veía prácticamente imposible, ya que mi estado de forma no era el ideal.

Después del verano, también se lo comenté a David, y nos marcamos el objetivo de intentar tener un estado de forma para hacerla en 8:30 horas. Y a ello nos pusimos, y voy a intentar contaros el resultado. Eso sí, tendréis que esperar al final para ver el resultado en meta….chan chan chan!!!!!

Después de una semana con muchísimos nervios, y con alguna que otra mala noche, el viernes salgo dirección Sabiñánigo a las 15:00. Esa es la primera paliza que se tiene que afrontar en esta marcha. Llegué más o menos a las 20:00 y me dirigí a recoger el dorsal. Ya desde ese primer momento, te das cuenta de que estás ante algo diferente, que no se trata de una marcha cualquiera. Todo repleto de ciclistas, con unas carpas enormes, con decenas de stands de material de ciclismo. Todo preparado para el día siguiente…

Después de recoger el dorsal, me voy al apartamento donde ya estaban preparando la cena mis amigos (pasta como os podréis imaginar), y después de una pequeña charlilla de sobremesa, a eso de las 23:00 cada uno a su habitación, porque el despertador iba a sonar a las 5:00 de la mañana…

Ring, ring, ring…Ya son las 5:00!!! Mucha gente me había comentado que era muy difícil dormir el día antes de la carrera, pero en mi caso, no tuve muchos problemas, y enseguida estaba dormido, y además del tirón…

Desayunamos copiosamente preparándonos para la que se nos venía encima, preparamos las bicicleta, revisando que no nos olvidamos nada, y directos a las línea de salida. Ésta estaba prevista para las 7:30 de la mañana, y llegamos alrededor de las 6:45. Ahora pensaréis: “Joder, qué ansiosos”. Pues os puedo decir, que cuando llegamos había allí más de 6.000 ciclistas preparados en la línea de salida.


Esta marcha está organizada de tal manera que la gente no se coloca según llega, sino que tu posición viene determinada por el mejor tiempo marcado en los tres últimos años. En mi caso, al no haber participado nunca, me tocaba salir desde atrás del todo, y eso es muy muy atrás. Los dorsales eran de diferente color en función de los tiempos de años anteriores de la siguiente manera:

Dorsales blancos: más de 7:30 horas o primera participación
Dorsales verdes: de 7:00 a 7:30 horas
Dorsales naranjas: de 6:30 a 7:00 horas
Dorsales rosas: menos de 6:30 horas

Pues según nuestros cálculos, desde nuestra posición tendríamos delante alrededor de 7000-7500 participantes. Casi nada…

Como si de los San Fermines se tratase, a las 7:30 horas, con puntualidad británica, suena el chupinazo que marca la salida….Para los de delante…Digo esto, porque desde que se dio la salida hasta que yo pasé por el arco pasaron exactamente 11 minutos…

Gracias al maravilloso mundo de Internet, tras releer miles de crónicas de otros participantes, sabía de sobra que la salida era uno de los momentos más complicados de toda la marcha. Cientos de ciclistas intentando ganar posiciones por todos lados, un pelotón de 8500 ciclistas con ansias de “victoria”. Y así fue. Desde el inicio el rodar era de 50 km/h, con los consabidos enganchones, gritos, malos modos, bidones al suelo, y más cosas de este tipo que no hace falta que os cuente.

La verdad es que tuve suerte y esquivé todo este tipo de problemas. Los primeros 10 km, dimos una vuelta por los alrededores de Sabiñánigo, y volvimos a pasar por el centro del pueblo. Primer momento del día donde se me pusieron los pelos de punta. No era ni las 8:00 de la mañana, y al pasar por la calle principal había cientos (no exagero) de personas animando la carrera. Increíble…

Dentro del pelotón se rueda muy muy deprisa, y enfilamos directos hacia Jaca. Segundo momento “mítico” del día. Pasamos por debajo de un puente hasta arriba de gente. De verdad que no se calcular la gente que había dando gritos de apoyo, pero era absolutamente impresionante. Y de aquí hacia la primera dificultad montañosa del día: El Alto de Somport…




Harto estaba de leer que este puerto se sube muy bien, que lo subes sin darte cuenta….Pues que queréis que os diga, a mi me pareció un señor puerto. También tengo que decir que debido a la posición retrasada de la que partía tuve que avanzar muchísimas posiciones en este primer puerto, y dado que hacía mucho aire de cara, hizo que me pareciera más complicado de lo que en un principio tenía en mente. Según íbamos subiendo, la gente nos iba diciendo que tuviéramos muchísimos cuidado, que estaba lloviendo copiosamente en Francia y que la bajada era muy complicada. Yo quería creer que era una broma, que no podía ser cierto…Pero lo era. Efectivamente, incluso antes de alcanzar la cima, empezó a llover, y no de manera suave. Eso sí, gente por todos los sitios con paraguas, viéndonos pasar y animando a grito pelado. No me lo podía creer, el fantasma de los “Puertos Míticos de Ávila” se presentaba de nuevo ante mí. Imaginaros la bajada. Se trata de un puerto que en condiciones normales se baja de lujo, puesto que no es muy técnico, y la carretera es muy ancha. Sin embargo, la carretera estaba empapada, y había muchísima niebla. La sensación térmica era de 5º-6º grados. Tal era mi estado, que del mismo temblor de brazos, me costaba controlar el manillar y temía por una caída. Este panorama se mantuvo durante toda la bajada, y no aclaró hasta el llano. Para que os hagáis una idea, hubo gente que se metió en las ambulancias con síntomas claros de hipotermia.

Poco a poco voy recuperando la temperatura en el cuerpo, y aprovecho para estirar un poco y mover las piernas que estaban ateridas de frío. También aprovecho para comer y para beber un poco.

Se forma un grupo bastante numeroso y con él ruedo a muy buen ritmo hasta el pueblo de Escot, más conocido como “La puerta de la Agonía”.


En este pueblo empieza la ascensión a la Dama Blanca, la Marie Blanque, con sus famosos 4km al 11% de desnivel. En mi caso, era el punto que más temía de toda la marcha después de la experiencia sufrida en La Covatilla. El puerto en sí tiene 9km, pero los 5 primeros son bastante llevaderos. En estos, la gente aprovecha para comer y beber y prepararse para el infierno. Llevaba bastante buen ritmo, y seguía adelantando a muchísima gente, y pensaba: “Joder, seguro que van pensando que voy a explotar cuando comience la fiesta, y seguro que lo hago”. La cosa se pone tensa y a lo lejos ya se divisa el cartel que te indica que quedan 4km para la cima. Os juro que es una sensación difícil de describir. Justo al pasar por esta señal, el mundo se para, se hace el silencio, y no se oye ni una sola alma. Sólo se oye la respiración forzada de los ciclistas y alguna que otra rueda de perfil alto zumbando. Tal era el respeto que le tenía a estos 4km, que al llegar a ellos me doy cuenta de que los voy a pasar sin problemas. Es duro, muy duro, pero yendo mentalizado no presentan mayor dificultad.


Lo único complicado es que como vayas bien de fuerzas, las pasas canutas para adelantar a la gente. Es otra de las cosas que llevaba bien aprendida. Sin embargo, en los grupos que yo iba adelantando, de manera natural se formaron 3 carriles: el derecho para los lentos, el de en medio para los indecisos, y el izquierdo para los adelantamientos. Al contrario de lo que me pensaba, cogí el carril izquierdo y lo hice completamente mío. Es posible que en estos 4km adelantara a más de 300 ciclistas. Fueron 25 minutos viendo a gente pegar bandazos, dando cabezazos, retorcerse literalmente sobre la bicicleta, y eso te ayuda bastante viendo que vas con fuerzas. El puerto es una recta multicolor de ciclistas, con una sola curva a izquierdas a falta de 300m para coronar.


A partir de aquí empiezas a ver a cientos de aficionados en las cunetas, animando de una manera única, que te llevan en volandas a pesar de la dureza del momento. Había incluso un grupo de gaitas tocando en la cima del puerto. Una vez coronado, hay un sube-baja de 2km que te lleva directamente hasta el macro avituallamiento de un poco más del ecuador de la prueba (108km). Según lo leído y releído, el tiempo marcado en este control es más o menos la mitad del tiempo que vas a hacer en la marcha, comprobado por muchos participantes. Por tanto, mirando el reloj, iba con 20 minutos de retraso respecto al objetivo que me había marcado como meta. Sin embargo, sabía que había reservado mucho hasta este momento y vino a mi cabeza la frase que llevaba grabado a fuego: “Reserva, reserva, reserva. La carrera comienza en el Portalet, y se decide a partir de la presa de Artous”. Por delante un puerto de 30km de los que me vienen bien, realmente bien, y las fuerzas prácticamente intactas.

Después de comer un poco y recargar los bidones, recojo la bicicleta, y con más ganas que nunca empieza la verdadera marcha. Engancho a un grupo bastante numeroso y con él ruedo hasta el comienzo del puerto.


Y para arriba!!! Poco a poco, cogiendo ritmo. Enganchando grupos, dejándolos atrás, enganchando al siguiendo y viendo caer los kilómetros. En los puertos franceses, te van marcando los kilómetros que quedan para coronar, además del porcentaje del kilómetro que tienes por delante. La verdad que no les prestaba demasiada atención, porque estaba más concentrado en hacer la subida. Y es absolutamente cierto que este puerto causa estragos. Se pueden ver auténticas escenas de terror durante su ascensión. Gente que te adelanta, y que poco después te los encuentras prácticamente muertos o directamente tirados en la cuneta. Llego a la presa y hago la famosa curva de herradura. Aquí también hay mucha gente ofreciendo comida y bebida y aprovecho para beber un vaso de bebida isotónica que me ofrecieron.


Por delante, otros 10 km para la cima, donde hay que apretar el culo de verdad. Aquí ya la escena en dantesca, con participantes estirando por los calambres, o directamente tumbados en el césped. Yo sigo lo mío. En este punto de la carrera, ya estoy completamente metido con los dorsales verdes y naranjas, lo cual era un más que buena señal. Mis amigos estaban en la cima del puerto, llego al cartel de 2 km, y me pongo de pie para dedicárselo. Paro a saludarlos, me dan un bidón de sales, y afronto lo que me queda de subida. Para lo que viví hasta la cima, de verdad que no ha palabras. Basta con que pongáis cualquier video del Tour de Francia, Giro o Vuelta de los pros coronando un puerto y ya tenéis lo que viví yo en esos 2km. Imposible ir de dos en dos. Una marea de gente a cada lado, muchos de ellos con banderas y pancartas, gritándote: “Aupa”, “Ya lo tienes”, “Vamos campeón”, “Arriba pequeño”. INDESCRIPTIBLE.


Corono y veo que la subida ha sido impresionante, en menos de 1h 30 minutos, pero prefiero no mirar el tiempo, porque en lo que quedaba de marcha, poco se podía recuperar. La bajada a todo trapo, llegué a ver 87 km/h en el Polar, ya que daba el aire de culo y las pendientes eran pronunciadas.

Mucha gente dice: “Cuando coronas el Portalet, ya está la Quebrantahuesos hecha”. En este punto también tengo algo que decir, porque por delante queda la “tachuelita” de la Hoz de Jaca, con sus 2km al 10% de desnivel.


La verdad que después de 170km no es plato de buen gusto encontrarte con esa sorpresa, en mi caso, fue el momento de mayor debilidad de toda la carrera. Aquí afloró a mi mente la famosa frase de marchas de esta dureza: “Qué pinto yo aquí sufriendo de esta manera”. Madre mía que 2km!!! Esto no tiene nombre. De verdad que no se qué narices pinta este “puerto” aquí, porque el asfalto es de lo peor que he visto nunca, y la bajada es tan peligrosa que hasta en las curvas hay colchonetas para la gente que se sale al tomarlas. Aparte de ser una bajada muy difícil, hay que tener en cuenta que el cansancio acumulado hace que los reflejos no respondan igual y hay muchísimas caídas. En la subida queda en mi retina un participante al que le dio un calambre y no pudo ni siquiera soltar la cala de pedal y cayó a plomo al suelo. Increíble. Gente vomitando, descompuesta de los dolores.


Eso si, como siempre, afición por todos los lados, dándote aliento, de comer, de beber, y alguno hasta de ofrecía tabaco, jejejeje (no es coña).

Después de afrontar con mucha precaución la bajada de la Hoz de Jaca, sólo queda por delante un terrero favorable, donde engancho a un grupo muy numeroso. Sin embargo, es tan alto el ritmo que llevan que no puedo aguantarlo. De todas formas, es tan simple como mirar para atrás y ver que a 500m tienes otro grupo igual de numeroso, que te coge en 2 minutos. Decido descansar, tomar aire y esperar que me cojan. Me enganchan y a relevos hasta la meta.

La recta de meta, pues un sprint lanzado en el que decido no participar. No tiene sentido, pero la gente va muy crecida y es medio comprensible.

Cruzo la meta….levanto los brazos, doy gracias por las fuerzas, por no haber tenido averías mecánicas. Me acuerdo de David, que me ayudado tanto que no tendré nunca manera de agradecérselo, de todas las horas de entrenamiento con él, de todo lo que he aprendido, de los años que me he saltado de experiencia con sus consejos, de todos y cada uno de los Roselines, de los madrugones, del hambre que he pasado, de los momentos en los que pensaba que nada merecía la pena, de los miles de metros de desnivel que llevaban mis piernas acumuladas, de los sinsabores, de la Covatilla y de la madre que la parió. Me acordé hasta de las tostadas de Darío en Titulcia, y de la tienda de Alberto en Ciempozuelos.

Por cierto, tiempo en meta: 6 horas 55 minutos..

Y no me cansaré de decir que gran parte de este logro se lo debo a David. Gracias Crack!

1 comentario:

Galan dijo...

Gracias crack por mencionarme, pero el placer es mío. Enhorabuena por la marcha y por la crónica. A ver si sigues escribiendo.